viernes, 18 de septiembre de 2015

Los Morteros Mágicos

Dicen que los Comechingones poseían conocimientos telúricos y mágicos. Es al menos lo que plantea el profesor Guillermo Terrera, de quien hemos hecho más de una mención en nuestro blog. Esta afirmación la hace en su libro El Valle de los Espíritus.
Es Terrera quien ha marcado las características físicas que han diferenciado a los comechingones de las demás etnias de la región, pues eran de gran altura, tenían largas y espesas barbas, tenían los cabellos de color claro y —aunque de otros autores— se dice que tenían los ojos verdes.
En cercanías del cerro Uritorco —como en buena parte del norte cordobés—, abundan los morteros de piedra que, al parecer, no solo cumplían una función alimenticia, sino que eran utilizados en ritos mágicos y sagrados. Dice Terrera que “…en la parte inferior de los morteros “estaba representado el cosmos con sus campos de fuerza dextrógiros y levógiros (*), y esta energía se podía percibir con sólo introducir la mano dentro de la concavidad del mortero (…) Si éste poseía poderes mágicos, el alimento preparado dentro del mismo adquiría la fuerza cósmica que se transmitía a quienes lo comiesen (…) Los comechingones, como habitantes de las serranías cordobesas, convivieron con los cerros, hondas quebradas, los valles luminosos y los arroyos y ríos de aguas transparentes. De allí su gran capacidad de observación y meditación, que con el transcurso del tiempo se convirtió en sabiduría empírica y mágica que les permitió crear valles de los espíritus o quebradas del silencio. Ellos aseguraban ver hombres que solían caminar por las sierras y desaparecer de improviso; seres que venían de la profundidad de la tierra... También los Comechingones contemplaron embelesados las luces o entidades cósmicas que surcaban el cielo nocturno”.
La fotografía del mortero es gentileza de Torres Quinteros Photography.
(*)Un viraje es dextrógiro si se mueve en el mismo sentido que las agujas del reloj, en contraposición a levógiro. Dextro proviene del latín dexter, y éste del griego δεξιός (dexiós): derecho; levo, del latín lævus (levus): izquierdo. Ambos conceptos también se conocen como dextrorrotatorio y levorrotatorio, respectivamente.

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