miércoles, 30 de julio de 2014

Mano de Fátima



¿Quién era Fátima? Se trata de la hija del profeta Mahoma y su nombre completo era Fátima Azzahra. El valor de esta imagen es variado, según las fuentes que se consulten, aunque llama la atención que forme parte de la cultura tanto judía como musulmana. Para los judíos se llama Khamsa o Hamsa o Chamsa, aunque también aparece como Mano de Miriam que era la hermana de Moisés y Aarón. El nombre de Mano de Fátima corresponde a la cultura musulmana.

Por un lado están quienes afirman que no se trata de una imagen que haya sido utilizada por sus poderes. Sin embargo, las creencias populares le otorgan la capacidad de un potente talismán que protege contra las enfermedades: atrae la hospitalidad;  aleja el mal de ojo;  neutraliza la infidelidad; protege en las catástrofes; evita la rabia; atrae la buena suerte pues la mano guarda todo lo bueno de la vida; y protege de todo mal, deteniendo con la palma de la mano, cualquier influencia negativa que pueda surgir.

Cada uno de los dedos representa una virtud: fe, caridad, ayuno, oración, peregrinación. Pero además está unida al valor del número cinco (por la cantidad de dedos, obvio), que representa los sentidos humanos, los elementos de la tierra y los colores primarios, en tanto los judíos la vinculan con los cinco libros de la Torá.


viernes, 25 de julio de 2014

Moda Comechingona


Los Comechingones eran unos capos a la hora de vestirse. Usaban delantal largo, camiseta y manta pa’cuando venía la fresca. El delantal estaba atado a la cintura por una faja tejida, en tanto la manta se usaba como una túnica, con sus laterales cocidos para no andar mostrando nada que después fuera tapa de revista.
Ellos desarrollaron muy bien el arte del tejido, partiendo de un hilado de alta precisión para la lana que les proveían las llamas, alpacas y vicuñas y cerrando el proceso con un tramado muy pequeño que les permitía trabajos excelentes en aberturas, ruedos y las botamangas. Sus prendas tenían adornos con chaquiras y tientos (tiras de cuero); pequeños elementos de cuero, barro cocido y metal a modo de accesorios, como las varillas de metal que se ponían en la cabeza como si fueran plumas y la tradicional y colorida vincha. Los capos de la tribu —caciques, guerreros y curanderos— tenían trajes de cuero con mucha ornamentación que incluía plumas y para las fiestas se ponían en la cabeza mandíbulas de animales salvajes (sin el resto del animal se entiende).
Ah… y ellas se ponían más atractivas usando perfumes… sí señor… usaban el jugo de un fruto que llamaban suico y se supone que los varones quedaban de la nuca cuando olían ese perfume.
(La imagen que ilustra esta historia, corresponde a la página web del Parque Temático Yucat, de Merlo, provincia de San Luis, donde se muestra como era la vida en la Tierra de los Comechingones. Por cierto, un lugar para ir a conocer, algo que haremos apenas tengamos un tiempo disponible)


martes, 22 de julio de 2014

Ojo de Horus

  



Este amuleto tiene su origen en la civilización egipcia y es la representación del Sol, de quien se dice que es el “Ojo del día”. La historia indica que ha sido utilizado en toda la cuenca mediterránea desde tiempos remotos contra el mal de ojo, que pueden provocar los envidiosos. Antiguamente no había niño recién nacido que no tuviera uno de estos objetos sobre su cuna, pues se creía que la inocencia de los bebés atraía la envidia. En la imagen, vemos el Ojo de Horus dentro de la Mano de Fátima, a la que nos referiremos más adelante.
Ambos elementos, forman parte del producto 7 Elementos de la Suerte, colgante decorativo de la línea Los Clotildos que tiene El Artesano Insano, cuya web están obviamente invitados a visitar. 

martes, 15 de julio de 2014

Barba roja



Los comechingones eran altos. Tenían el cabello rojizo. Sí. Rojizo y algunos eran rubios. A diferencia de todas las etnias de la región, usaban barba. Copiosa barba y esto llamó mucho la atención de los colonizadores europeos que estaban acostumbrados a ver pueblos de hombres lampiños y morenos. Y las mujeres —que no usaban barba— tenían flequillo y trenzaban sus largos cabellos. Así lo expresa Reginaldo Tulián, un descendiente directo de los comechingones, en un reportaje que le hiciera Griselda Gómez en La Mañana de Córdoba, allá por octubre de 2005. Tulián afirma que “… siempre con relación a la llegada de los españoles nos han hecho creer que la historia comenzaba cuando llegaron ellos acá. Por el contrario, termina, porque es la última cultura que encuentran aquí en América. Por otro lado estos comechingones tienen una antigüedad de mil años antes de la era de Cristo”.

sábado, 12 de julio de 2014

El Señor Búho (capítulo III)


Aseguran que el Búho —por su relación con lo oscuro y oculto—, es el tótem de los psíquicos y videntes y en la actualidad, es un apreciado talismán de buena suerte para mucha gente. Fue el ave de la muerte en Egipto, India, China, Japón, América Central y del Sur. En muchas culturas, incluso actualmente en poblaciones rurales, su ulular se interpreta como presagio de muerte y ya los antiguos beduinos creían que las almas de los muertos tenían forma de pájaro —normalmente de Búho—, que sobrevolaba la tumba durante cierto tiempo. La antigua civilización china lo relacionó con el trueno y el solsticio de verano. Para los indios norteamericanos de las praderas, el Búho era un protector sobrenatural. Los Hopi veían estas aves como los maestros de la medicina nocturna. Hay quienes los relacionan con la percepción, la visualización y los sueños, la observación y el discernimiento. También alertan de los peligros y descubren la oscuridad de los demás.

Las plumas de las alas del Búho son las más suaves que existen y le permiten volar casi en silencio y por ello se usaban en muchos rituales y ceremonias. Para los griegos, Palas Atenea (Minerva romana) era “la de los ojos de Búho”, porque son los que velan cuando todos duermen. Esta diosa representa la sabiduría, la reflexión y el conocimiento racional y también es diosa de todas las artes y era la Lechuza su animal sagrado. Otro mito griego es el del pastor Endimión —enamorado de Selene, la Luna—, al que los dioses concedieron el deseo de no dormir y mantener los ojos abiertos para ver todas las noches a su amada.

martes, 8 de julio de 2014

Brindis comechingón


Los comechingones no tendrían barman pero eso no era obstáculo para tomarse algunos tragos. Entre sus costumbres de subsistencia, estaba la recolección de frutos silvestres tales como chañar, molle y tala, con los que fabricaban dulces y bebidas refrescantes y alcohólicas. Sin embargo, el fruto más importante era el algarrobo con el que se abrían dos líneas de “producción”. Por un lado, una vez molido, servía para hacer patay, un pan de sabor algo dulce. Por el otro, con el fruto del algarrobo negro fermentado, fabricaban la aloja, que precisamente quiere decir bebida alcohólica. El fruto del algarrobo blanco no se salvaba. Una vez fermentado, servía para hacer la añapa, una bebida refrescante sin alcohol con la cual nadie se ponía en curda.

viernes, 4 de julio de 2014

El Señor Buho (capítulo II)


Siempre que se habla de los búhos, surge la pregunta: ¿no es lo mismo un búho que una lechuza?
No. No son lo mismo aunque son familiares cercanos. Ambos pertenecen a la familia de los Strigiformes —igual que todas las aves rapaces nocturnas—, pero esa familia se divide en dos: por un lado los Strigidae (que son los búhos) y por otro los Tytonidae (que son las lechuzas).
¿Cuáles son las principales diferencias? La cabeza, los ojos y las patas.
La cabeza de los búhos es más grande que la cabeza de las lechuzas, aunque las lechuzas tienen su cabeza demasiado grande respecto a su cuerpo y con forma de corazón. Los búhos tienen penachos de plumas en la cabeza —que las lechuzas no tienen— y que les sirven a modo de “súper orejas” para escucharte mejor.
Los ojos de las lechuzas son más pequeños y su pico más recto y alargado. Los ojos de los búhos son más grandes, están dirigidos hacia adelante y tienen muy poca capacidad de movimiento. No obstante, han desarrollado la capacidad de girar la cabeza nada menos que 270 grados, algo que no es recomendable para los humanos.
Las patas de los búhos son más pequeñas que las de las lechuzas.