viernes, 28 de agosto de 2015

Barrio Las 40 Viviendas

Continuando con las notas sobre la etnia comechingona que capturamos de la web Ser Comechingón, pasaremos ahora por los temas Viviendas, Alimentación, Arte y Tecnología, restándonos para la última entrega la información Pictografías y el Idioma.

• Viviendas
El investigador Aníbal Montes afirma que los comechingones moraban en “pequeñas construcciones cuadradas o circulares no mayores de tres o cuatro metros de diámetro, con un cimiento de piedras paradas que sobresalían un metro del suelo, con pequeña excavación al interior y techadas de palo, ramajes y tal vez paja embarrada con utilización de cañas, como en la actualidad”. Sin embargo, hay informes diferentes como el que se puede leer en el documento de “La Relación Anónima” —escrito por Jerónimo Luis de Cabrera—, quien sostiene “que cada unidad era una caza-pozo con espacios grandes de planta rectangular o sub-rectangular y tenía dimensiones promedio de entre seis metros de largo por cuatro de ancho. Todas cavadas con herramientas de piedra”.
Lo cierto quizás es que algunas descripciones fueron hechas sobre la totalidad del terreno que ocupaba una vivienda, tanto exterior como interior, por eso es que en “La Relación” se menciona que llegaron a caber hasta 10 caballos con sus respectivos hombres en una de ellas. Y, según las pruebas realizadas por las investigaciones arqueológicas, “las parcialidades que formaban un pueblo podían tener hasta cuarenta casas muy bien organizadas entre sí”.
• Alimentación
La comida de los comechingones fue muy variada, con un menú de más de una carilla (y precios accesibles). Provenía de la caza, la recolección, la agricultura, la ganadería natural y la pesca. Consumían el maíz o “machi” que era sembrado y regado por ellos mismos y las semillas restantes, no cultivadas, eran guardadas en vasijas o cántaros para poder sembrar en las cosechas siguientes. En sus cananas o morteros, molían el grano de maíz y preparaban suculentos almuerzos, como la pulenta o polenta, con lo que El Artesano Insano se pregunta si no vendrá de allí la famosa frase “polenta con pajaritos”. Por otra parte, moliendo la algarroba obtenían una harina que llamaban “patay”, con la cual hacían comidas y rico panes. “También se alimentaban de porotos, calabacitas, zapallos, papas y quínoa, cuyas semillas molidas permitían elaborar sopas además de harinas y sus hojas se consumían como verdura”. Lástima que no pudimos averiguar todavía, qué comían de postre. Si le daban al queso y dulce o se contentaban con una buena fruta.
• Arte y tecnología
Con respecto a las expresiones estéticas se encuentran “desde la más grande tinaja, hasta el plato (puco), taza, vasos, pequeñas jarras…”, muchas de ellas grabadas y otras pintadas. Era muy abundante su alfarería, que incluso contaba con pequeñas estatuitas funerarias. Se vestían con lana de vicuña, tejidos de fibra vegetal, cueros que curtían delicadamente y coloreaban. Se pintaban en ocre rojo y se tatuaban de otros colores. Lucían adornos de vistosos plumajes y collares de muchos tipos. Su arma principal fue el arco y la flecha pero emplearon también la lanza corta (media pica), piedras arrojadizas (hondas), boleadoras, hachas, etc.… (Cuando ahora usted escuche a un cordobés decir: “te gua arrancá la cabeza de un pedradón”, ya sabe cuál ha sido el origen).

En relación al desarrollo de instrumental de piedra fabricaron cuchillos, raspadores y punzones (que sumado a la vajilla que mencionamos, les daba para el Bazar Comechingón sin demasiados problemas). Esto demuestra que tuvieron una importante industria primitiva. No conocieron el hierro sino para construir pequeños trozos de mineral que utilizaban como bolas arrojadizas (hondas). No sabían nada de metalurgia, ni aún la del cobre que bien pudieron aprender de los incas y para lo cual tenían el mineral a la mano. Faltaba mucho tiempo para que se instalaran Fiat y Renault en la zona.

jueves, 20 de agosto de 2015

Chicha y aloja, abuelos del ferné

En el anterior despacho, habíamos referenciado la cantidad de interesantes datos que tiene la web de Ser Comechingón sobre esta etnia casi desconocida en sus detalles. Ya hicimos mención a la Etimología y Significado del término Comechingón; a sus Orígenes; y su Ubicación. En esta edición transcribimos datos sobre su Organización Social y Cultural y sus Costumbres, quedando para las ediciones posteriores información sobre sus Viviendas; la Alimentación; el Arte y la Tecnología; las Pictografías; y el Idioma.

• Organización Social y Cultural
Los Comechingones, vivían en comunidades denominadas "ayllus", palabra quichua que habría significado “tribu”, “casta” o “familia”. Cada comunidad era independiente una de la otra pero estaban organizadas entre sí, es por esto que muchos de los conquistadores le atribuyeron el concepto de nación al conjunto de los pueblos. Todas las familias de una misma parentela constituían una misma parcialidad y estaban sujetas a su jefe o curaca (palabra proveniente del quichua) y hasta las comidas eran realizadas en forma comunitaria.
En una comarca varias parcialidades obedecían a un cacique principal y las tierras de su dominio estaban demarcadas por pircas y grandes piedras megalíticas de modo que si pasaban estos límites había grescas entre vecinos.
Aníbal Montes nos da un ejemplo del funcionamiento de dichas fronteras: “… aun cuando perseguían una presa herida en sus cacerías tenían que abandonarla llegando a estos límites”. Los españoles establecieron más fácilmente sus encomiendas aprovechándose de este tipo de organización.
Desde la perspectiva etnohistórica, Montes confirma que, según datos de los conquistadores, en la época que va de 1573 a 1574, la población de los Comechingones era de alrededor de 30.000 aborígenes dentro del territorio. Para Guillermo Terrera, “constituían una nación normal y conciliadora”, pero cuando estos aborígenes percibieron el dolor que los españoles les ocasionaban esclavizándolos e intentando deshacerse de ellos y sus costumbres, se defendieron valientemente.
Sus tradiciones eran sencillas y primitivas, acostumbrados al trabajo y la libertad.
Según Montes, hacia el norte y hacia el oeste, otras comunidades como ellos, algunas más numerosas y con culturas más evolucionadas, poblaron el territorio Argentino.
En relación a la evolución de los pueblos Comechingones, Montes explica que “… la facilidad de vida y la benignidad del clima fueron en gran medida causa del estancamiento” en el desarrollo de este pueblo. Según Montes, no hay otra explicación por la cual “habiendo existido en estas sierras el hombre pleistocénico (hombre fósil) y siempre con buenas condiciones naturales (…), pasaron miles de años sin evolucionar por lo menos hasta el grado de cultura que alcanzo el Perú”.
En el altiplano andino el hombre fue obligado por las malas circunstancias ambientales, a ingeniárselas para subsistir y de ahí su mayor avance.
En cambio, los Comechingones fueron rudimentarios en sus conocimientos pero muy dedicados y laboriosos en sus quehaceres domésticos. Vivieron preocupados por el aseguramiento de su Ayllu y se organizaron mutuamente bajo el dominio del cacique principal, por decisión voluntaria: “Ellos no tuvieron el concepto de gran nación, pero sí el de su absoluta soberanía sobre sus comarcas y supieron confederarse para defender sus tierras”.
• Costumbres
Era costumbre social que esta etnia, mediante celebraciones en las que se bailaba y se cantaba, festejara una buena cosecha o cacería y diera en matrimonio a una mujer, que se cotizaba en mercaderías de acuerdo a la fortuna personal del novio que la solicitaba. En este tipo de fiestas está comprobado que usaban la corteza del cebil como un excitante y ponían en sus pipas o en sus puricás, ese polvo quemándolo y fumándolo.
Como bebida tomaban la chicha de maíz y la aloja, que los ponía alegres y la consideraban como un regalo de los dioses.
En relación con sus actividades de esparcimiento, también realizaban carreras pedestres, lanzamiento de flechas y jabalinas premiando al mejor cazador con himnos o cantos compuestos por ellos mismos.
Además, los Comechingones tenían curanderos que realizaban sanaciones por medio de succiones realizadas en las partes enfermas, al tiempo que suministraban hierbas y emplastos a sus enfermos para que se mejoraran sus dolencias.
Tuvieron la costumbre funeraria de desmembrar los cadáveres, limpiarlos y pintarlos con diversos colores. Otras veces los momificaban y enterraban en vasijas especiales, con las rodillas y el mentón que se tocaban. Otra forma la de colocar los cadáveres agrupados de a cuatro, con las cabezas en posiciones opuestas, directamente en la tierra.
Creían, que el sol rojizo del amanecer, se correspondía con el mejor momento de transmisión de su energía por lo que acostumbraban levantar las palmas de su mano o estirar las plantas de sus pies hacia el astro en ese momento del día.



sábado, 15 de agosto de 2015

Chin camiare

En un artículo muy completo publicado en el sitio Ser Comechingón, encontramos una serie de datos que incrementan el conocimiento sobre uno de los pueblos originarios que menos se conoce. En este blog vamos a reproducir particionadas esas notas, ya que son extensas. En esta primera entrega, leeremos sobre la Etimología y Significado del término Comechingón; sobre sus Orígenes; y sobre su Ubicación. En las próximas entregas, podremos acceder a temas como su Organización Social y Cultural; sus Costumbres; sus Viviendas; la Alimentación; el Arte y la Tecnología; las Pictografías; y el Idioma.

Etimología y significado del término
Los aborígenes Comechingones, según varios antropólogos, entre ellos Laura Misetich, fueron denominados así por los conquistadores. Según Aníbal Montes esta designación fue el resultado de una “palabra mal oída quizás”, que escucharon los españoles en su expedición por Santiago del Estero en el año 1544. La alusión de Comechingones para referirse a los aborígenes de las sierras de Córdoba fue “la pluralización castellana” de “Camichingón”. El término original, habría hecho referencia a las serranías muy pobladas del sur y la habrían concedido otros indígenas del norte refiriéndose a ellos. Agregamos nosotros que hay estudios que indican esos “otros indígenas” fueron los sanavirones con quienes tenían mala relación y la terminología podría haber tenido sentido peyorativo.
Montes realiza la siguiente descripción del término en cuestión: “Camichingón” es palabra híbrida que significa “serranías con muchos pueblos”. “Cami” es sierra en idioma propio de este territorio montañoso, en el cual la palabra “camiare” significa “serrano” y “camin” gran valle. “Chin” es un pueblo en idioma Vilela y equivale al “chin” de los camiares. Por ejemplo: “tane hin” o “tane chin” es un mismo pueblo del gran valle del Salsacate; “gon” es la conocida pluralización quichua. Hubo mucha diversidad en la composición del término Camichingón. Para Montes: “estas palabras compuestas por términos de lenguas distintas constituyen un reflejo de la composición étnica del territorio”.
Sus orígenes
En el libro “Comechingones y los primeros españoles en Calamuchita”, los investigadores Antonio Serrano, José Imbelloni y Alberto Rex González afirman que en el proceso de formación de este pueblo y durante miles de años, influyeron linajes pámpidos o patagónicos, sobre todo en sus características físicas como “cara ancha, cabeza alta, nariz mesorrina, paladar amplio, mayor pilosidad y pigmentación que otros indios”. Es decir que estas etnias habrían pertenecido a la entidad biológica andina. También daría cuenta de este influjo su vestimenta, pues “vestían poncho, chiripá y ojotas” y en épocas de muy bajas temperaturas usaban como abrigo chalecos de lana y accesorios de cuero.
Hay dos investigadores importantes que también evidencian la influencia de otras etnias en los pueblos aborígenes de Córdoba. El primer científico es el doctor Alberto Marcellino que, a través de su trabajo “Relaciones Morfológicas de los aborígenes prehispánicos del territorio argentino”, sostiene que: “Córdoba manifiesta la mayor relación morfológica con la serie de los huarpes prehistóricos de San Juan” y con los pámpidos del litoral atlántico bonaerense formando de este modo, una franja transversal central en la geografía del país.
El desarrollo de la barba en los varones ya en la pubertad y su piel morena, sería una muestra de este mestizaje. Otro rasgo físico importante es que eran fornidos y de aproximadamente 1,71 cm de altura la mayoría de ellos, una estatura relativamente elevada para su época.
El segundo investigador, mencionado por Signorile y Benso, es Canals Frau, que también confirma que hubo un predominio huárpido (de Cuyo), comprobado por “la cerámica negruzca y decoración grabada, hornos de tierra y las puntas líticas en forma triangular”.
El mismo autor opina que pudieron asentarse también grupos brasílidos o amazónidos en el territorio cordobés. Para Montes, estos pueblos estaban dispersos y además eran hospitalarios por lo cual se acrecentaría la posibilidad de que otras poblaciones se acercaran en épocas de necesidades para subsistir.
Ubicación
Según Montes, todo el cordón montañoso que hoy se conoce como Sierras Centrales, compartido por las provincias de Córdoba y San Luis fue territorio de los Comechingones.
Al respecto, el Centro de Investigaciones del Instituto de Cultural Aborígenes, en su libro “Hijos del Suquía” afirma que, “los centros más poblados fueron Quilino, Ischilín, Ongamira, Calamuchita, Soto, los valles de Punilla y Quisquisacate, en el que se fundó Córdoba a orillas del río Suquía”.

jueves, 6 de agosto de 2015

El Hada del Champaquí

El halo de misterio que ha rodeado al pueblo comechingón y a todo su entorno geográfico llega hasta nuestros días. El Cerro Champaquí guarda también sus leyendas. La montaña es la de mayor altura del Valle de Calamuchita y del sistema orográfico cordobés, con 2890 metros. Forma parte de la cadena montañosa conocida como Sierras de Comechingones, divisoria del sistema hidrográfico de la región.
Cuentan los que allí estuvieron que en el punto más alto del Champaquí, en una zona que ofrece una pequeña llanura, existe una hoya no muy grande pero lo suficientemente profunda como para que fuera adquiriendo con el tiempo forma de laguna. Todo esto se originó por el proceso natural de la erosión a través de siglos ya que numerosos arroyos volcaron sus aguas contribuyendo a su transformación. Allí es donde se ha tejido la leyenda del hada del Champaquí.
Durante el atardecer, sucede lo que los lugareños consideran un genuino milagro: se levanta un sugestivo vapor de agua que llega a conformar algo parecido a una túnica sutil, de tonalidad blanquecina. Mientras esta aparición etérea se va desvaneciendo, al trepar hacia el cielo toma diversas formas, entre ellas, la más hermosa y sensual: la del hada de la laguna.
Los habitantes más antiguos del Valle de Calamuchita cuentan haberla visto muchas veces, triste y melancólica, peinando su maravillosa cabellera, que ellos suponen negra y brillante; aunque solo la perciben blanquecina como a todo su cuerpo cubierto por una tenue túnica también blanca. Esta fantástica aparición camina con paso suave sobre las aguas hasta llegar a la orilla y allí se sienta sobre un banco de piedras que, como aseguran los lugareños, una mano providencial ha colocado para su descanso.
Cuenta la leyenda que un gaucho viajero que por allí pasaba, quedó extasiado al descubrir a la bella y tenue muchacha, creyendo haber encontrado por fin el amor verdadero. Pero la mujer que brotaba de las aguas no parecía corresponderle porque cuando él quería confesarle su amor, desaparecía… y así fue como sin poder resistir ese juego de apariencias quedó atrapado allí para siempre, en la laguna de la Novia o del hada del Champaquí.
Algunos viajeros han narrado que cuando el viento deja de soplar y los pájaros de gorgojar, resulta posible escuchar los susurros del gaucho enamorado en su intento inútil de conquistar el corazón de la dama del lago.