jueves, 5 de febrero de 2015

Don Ampatu | (más conocido como el señor Sapo)

La cultura Santa María se desarrolló entre los años 900/1000 a 1480 de nuestra era. Esta cultura surgió en el valle del mismo nombre en Catamarca; se extendió por El Cajón, Calchaquí y valles transversales, alcanzando su influencia a la zona de Andalgalá y Hualfín, incluso hasta el Valle de Catamarca en el sur de la provincia.

El ampatu es el sapo en la mitología andina popular. Se lo relaciona con Pacha Mama (la Madre – Tierra), en su carácter de germinadora y productora de buenas cosechas, ya que el sapo con sus gritos pide lluvia.

Según un antiguo mito preincaico, la serpiente Amaru maldijo al sapo, por lo cual éste representa la tierra reseca sufriente por la necesidad de agua. Se suponía que su croar llamaba y atraía a Mama Huaca y con ello a las lluvias tan benéficas. La representación de Pacha – Mama que asume el sapo, se ve reforzada en muchas urnas funerarias de la cultura Santa María donde aparece una estilización romboidal del ampatu, en cuya panza se halla dibujado en negro o blanco el símbolo de la Cruz cuadrada o Tawa, indicativo de la cuadripartición cósmica espacial y de los cuatro “Suyos” o regiones del mundo conocido por nuestras culturas andinas.

En este trabajo también se representa la Chakana o Cruz del Sur, siendo uno de los símbolos más antiguos y característicos de la cosmovisión andina con más de 3500 años de historia.

La figura está conformada al menos por tres rectángulos verticales superpuestos, los que dan resultado un romboide sagrado escalonado, reducido a veces a sus mitades, a triángulos y otras formas pregnantes.

El sapo o ampatu era considerado acompañante del hombre durante su viaje por el Kay Pacha o Mundo Terrestre, como también (y muy especialmente) por el Uray Pacha o Mundo de los Muertos: de ahí que se lo considerase animal – fetiche de carácter marcadamente esotérico, utilizado por los shamanes. La esotérica del sapo depende de las glándulas que tiene en su piel, la que contiene un alcaloide alucinógeno: la bufoteina (del latín “bufo”: sapo).

Fue animal totémico y sacralizado tanto por las culturas andinas, como por las amazónicas y muy especialmente por las pampeanas. En efecto, era reverenciado por los mapuches y por los charrúas. Se prohibía matarlo, ya que se lo consideraba portador de buenos anuncios, abundante sustento y lluvias benéficas.

Este excelente material ha sido publicado por http://marcasdelpasado.blogspot.com.ar/
La imagen corresponde a un colgante de pared de la línea Engendros Simpáticos de El Artesano Insano


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