En la web de Mitología Americana, está publicado el origen
del cosmos, una historia de mucha belleza que permite una visión modificada de
historias que nos contaron de otra manera.
“Al principio solo
existían dos cosas: Kóoch, que siempre estuvo y una oscuridad absoluta que no
dejaba que las cosas existiesen.
Tanto tiempo pasó
Kóoch en medio de las sombras y su soledad era tan grande que empezó a llorar
por tan enorme pena. Y lloró tanto y tan sinceramente por su profundo dolor que
sus lágrimas formaron el Arrok, el Mar Amargo de las tormentas y las tristezas.
Más tarde, aún en medio
de tanta pena, pudo advertir como crecía la enorme cantidad de agua que había
llorado y entonces suspiró. Así creo a Xóchem, el viento, que inmediatamente
comenzó a correr arrastrando a las tinieblas y preparando el camino para la
llegada de la luz. Así fue como todo se iluminó y nació la alegría en Kóoch.
Entonces tuvo ganas de seguir creando los restantes elementos que le
permitieron luego modelar el mundo en el que finalmente vivirían los hombres.
Un día, en medio del
mar que sus lágrimas habían creado, Kóoch quizó contemplar su obra y vio que la
luz no era suficiente. Enojado, levantó su brazo y sucedió que rasgó de lado a
lado el velo de la penumbra y encendió así una gran chispa de fuego: Kóoch
había creado el sol al que llamó 'xaleshem' cuya calidez al entrar en contacto
con las aguas, creó las nubes y el viento, que empezó a jugar con ellas
corriéndolas por todo el cielo. Con su risa alocada creo el trueno (katrú) y
ellas, que lo amenzaban con la mirada, crearon el relámpago (lüfke).
Un día Kóoch volvió a
aburrirse, por eso pensó que su obra no estaba aún terminada. Entonces hizo
elevar parte de la tierra que se encontraba debajo del mar y formó una isla en
la cual modeló montañas y llanuras separadas por valles y cañadas. Todos sus
hijos, el sol, el viento, las nueves admiraron la belleza de la isla y
comenzaron a derramar sus bondades sobre ella, lo cual dio como resultado la
formación de ríos, arroyos, lagos, el nacimiento de los peces, las plantas, los
árboles y las aves.
Pero sucedió que los
primeros hijos de Kóoch sintieron al final, celos de esta nueva creación y en
ocasiones desataban su furia sobre la isla castigando duramente a árboles y
otros habitantes. Entonces Kóoch decidió reprenderlos hablándoles con firmeza y
así la luz continuó brillando para el deleite de la creación”.
La historia está publicada en http://mitologiaamericana.idoneos.com/kooch_y_la_creacion_del_mundo/
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