Hay una leyenda quechua que refiere a la capacidad de hablar
de los loros y de cómo la perdieron.
“Hace mucho tiempo, en época de la dominación inca, los
loros tenían lenguaje propio y sabían
pensar y razonar. Los incas, maravillados con estas aves, decidieron llevarlas
junto a sus soberanos.
—"Será útil
enseñarles nuestra lengua y cultura para que las extiendan por otros lugares de
la Tierra", pensaron los reyes y ordenaron a sus sabios que les
enseñaran a los loros el lengua quechua, así como su ciencia y
tradiciones.
Una vez que los loritos aprendieron todo lo que los incas
creyeron prudente, volvieron a su lugar natal.
—"Ahora seremos
los reyes de la selva", puesto que hablamos y razonamos como los seres
humanos", se dijeron y comenzaron a impartir órdenes con voz chillona y desagradable, a
dar picotazos y muestras de soberbia. Los demás animales quedaron espantados al
escuchar el extraño idioma, reaccionaron con violencia frente a la prepotencia
de los loros y contestaron con airados gritos. Cada uno fue elevando más y más
la voz hasta que toda la selva se llenó
de chillidos y ruidos. Fue entonces cuando el dios de las aves se enojó
con los loros y les arrojó un puñado de tierra a la boca, los loros perdieron
la facultad de razonar y sólo pudieron repetir lo que oían.
Así quedaron desde aquel día y, como recuerdo de la ira del
dios aún conservan la boca negra por
dentro, como si hubieran tragado el puñado de tierra que les cayó del cielo”.
A esta historia la leímos en el Portal de Salta. La fotografía fue facilitada por el estudio Torres Quinteros.
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