La cultura de los indios
comechingones era muy apegada a los rituales. Ellos realizaban de manera
permanente ceremonias, que servían para determinados fines. Parece ser que todo
(o casi todo) era motivo para un brindis. La menarca —la primera menstruación
de las jóvenes comechingonas— daba para una ceremonia. Se moría un
comechingoncito y había ceremonia. Nacía otro comechingoncito y dale con los
brindis. Se casaba una pareja de comechingones y otro brindis y ceremonia.
Obvio: dicen los historiadores que en cada ceremonia se cazaban una flor de
mamúa, de la que se recuperaban días después y, justo cuando se sentían mejor, se
moría el nono y otra vez ceremonia.
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