Los
comechingones veneraban la fuerza y el poder de las aves, privilegiando
cóndores y águilas, así como otros pueblos lo hicieron con felinos o
serpientes. Cuentan las historias, que los pájaros aparecen asociados a lo
mítico y a las transformaciones sufridas por los chamanes tras el consumo de
los alucinógenos.
El cóndor era
para los comechingones el ave perpetua, el ave que nunca podía morir, como el
Ave Fénix. Pero esto tiene sus razones lógicas por lo siguiente:
• el cóndor
es un rapaz que vive algo más de cien años y cuando advierte que le flaquean
las fuerzas, remonta vuelo hacia arriba y desde lo alto cierra el sistema
respiratorio, lanzándose contra el suelo, donde naturalmente muere.
• Sin perder
tiempo, los comechingones corrían hacia el ave muerta, le sacaban las plumas y
le daban sepultura en un lugar de la sierra, llevándolo en procesión
• Lo
sepultaban y nadie podía ir dentro de las quince lunas
• Cuando
volvían el cóndor no estaba, porque lo habían comido las alimañas
• Ellos
creían que los hermanos cóndores habían venido a buscarlo y estaba volando con
ellos.
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