Cuenta el escritor e investigador Víctor Montoya, que “… en las culturas andinas, como en todas
las civilizaciones de Oriente y Occidente, los mitos juegan un papel importante
en la vida cotidiana de sus habitantes, quienes, desde la más remota
antigüedad, dieron origen a una serie de deidades que representan tanto el bien
como el mal. Los mitos, en cierto modo, son la esencia de una mentalidad
proclive a las supersticiones y responden a las interrogantes sobre el origen
del hombre y el universo”.
“Los mitos, al igual
que las fábulas y leyendas, fueron llevados por los pueblos primitivos en sus
procesos migratorios y transmitidos de generación en generación. El mito no
sólo enseña las costumbres de los ancestros, sino también representa la escala
de valores existentes en una cultura”.
“El mito, a diferencia
de la leyenda cuyos personajes existieron en algún momento pretérito de la
historia, no tiene un tiempo definido ni un personaje que existió en la vida
real. De ahí que el mito, tradicionalmente, está vinculado a la religión y el
culto, pues sus personajes, admirados y adorados, son seres divinos, algo que
tiene un nombre basado en un credo pero jamás en una prueba concreta. Entre las
divinidades aztecas encontramos a Huitzilopochtli, que era el dios de la
guerra; Tezcatlipoca (espejo humeante), dios del sol; Quetzalcoalt (la
serpiente pájaro), dios del viento, creador y civilizador; Tlaloc, dios de las
montañas, de la lluvia y los manantiales. El mito azteca de los cuatro soles
refiere que los dioses crearon sucesivamente cuatro mundos; lluvias excesivas
destruyeron el primero, lluvias de fuego el segundo, terremotos el tercero; los
hombres del cuarto fueron convertidos en monos. Poseían una tradición del
diluvio, del que se salvaron un hombre, Coxcoxtli, y una mujer, Xochiquetzal,
quienes repoblaron el mundo. Entre los mayas Itzamna, asociado al sol, era el
dios civilizador, Kukulcán (la serpiente emplumada) enseñó la agricultura y dio
leyes justas. En la creación intervinieron los dioses Hunahpú, Kukulcán y
Hurakán. Tras varios intentos fracasados hicieron al hombre maíz. El fuego lo
recibieron los hombres de Hurakán, también llamado Tohil, en Guatemala”.
“Así como el cuento
tiene un carácter profano, ya que tanto el autor como el lector lo conceptúan
una suerte de ficción, el mito tiene un tono religioso y sagrado, y, sin
embargo, tiende a ser verdadero. En casi todas las culturas se confunde el mito
con la realidad, y se cree que los mitos de creación del universo son verdaderos,
pues todavía hay quienes aseveran que los elementos materiales que nos rodean
fueron creados por un ser supremo o por espíritus extraterrenales. En el mundo
andino, por ejemplo, la religión muestra alguna semejanza con el panteísmo, en
la medida en que Dios, principio y fin del universal, se confunde con la
naturaleza”.
Víctor Montoya nació en La Paz,
Bolivia, el 21 de junio de 1958. Escritor, periodista cultural y pedagogo.
Vivió en las poblaciones mineras de Siglo XX y Llallagua. En 1976, como
consecuencia de sus actividades políticas, fue perseguido, torturado y encarcelado.
Liberado de la prisión por una
campaña de Amnistía Internacional, llegó exiliado a Suecia en 1977. Actualmente
escribe en publicaciones de América Latina, Europa y Estados Unidos. Es
director responsable de la edición digital de Narradores Latinoamericanos en
Suecia: www.narradores.se y del Rincón Literario: welcome.to/heterogenesis.
A esta información la leímos en http://www.ciudadseva.com/textos/teoria/hist/montoya2.htm
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